Atenci髇 norma derogada, ver regulaci髇 posterior

Ley de 8 de junio de 1957, del Registro Civil

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Sumario

LE0000458815Ley 8 junio 1957, derogada por el apartado 1.� de la disposici髇 derogatoria de la Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil (獴.O.E.� 22 julio), el 30 de abril de 2021.

I

La Ley del Registro Civil hasta ahora vigente publicada como provisional, sigue teniendo, despu閟 de m醩 de ochenta a駉s, m閞itos suficientes para figurar dignamente entre otras m醩 modernas, a las que quiz� supere por su buena t閏nica legislativa y la solidez y equilibrio de sus principios cardinales, que contin鷄n siendo base inconmovible de todo buen sistema de registro de estado de las personas. Hay en ella, sin embargo, preceptos legales que, como el que establece la inalterabilidad de las inscripciones salvo en virtud de ejecutoria dictada en largo proceso contencioso, resultan de un rigor incompatible con la vida pr醕tica. La inscripci髇 fuera de plazo, la reconstituci髇 de Registros y la rectificaci髇 gubernativa constitu韆n lagunas que fueron llen醤dose con disposiciones sin rango adecuado. Asimismo, la publicaci髇 del C骴igo Civil y, particularmente, la regulaci髇 de la vecindad civil; los efectos civiles del matrimonio can髇ico y la nueva ordenaci髇 de la nacionalidad impon韆n una alteraci髇 importante del texto legal. De otra parte, deb韆 eliminarse cuanto significara casuismo y repetici髇, propio s髄o de una Ley experimental, pero no aconsejable en el estado actual de la instituci髇. Todo ello determin� el estudio y la redacci髇 de un proyecto de Ley en el que se mantuviesen los principios fundamentales del sistema vigente y en el que se acogieran s髄o aquellas novedades aconsejadas por su evidente conveniencia y encaminadas a conseguir un registro m醩 completo y flexible sin perjuicio de conservar e incluso aumentar las garant韆s actuales. Se ha procurado as� seguir un criterio sistem醫ico y simplificador, reservando, como es tradicional en la ordenaci髇 de los Registros, aquellas normas de car醕ter casu韘tico, complementario e interpretativo al Reglamento, disposici髇 que, por su rango, siempre ser� m醩 adaptable a las exigencias y ense馻nzas de la pr醕tica. La sustituci髇, finalmente, por una Ley y un Reglamento de la multitud de disposiciones, de diferentes rango y 閜oca, carentes de las m韓imas condiciones de certeza, simplicidad y unidad org醤ica, tan necesarias a todo sistema normativo, justifica de por s� la reforma aunque no se hubieran alcanzado otras metas.

II

La presente Ley respeta el punto de vista cl醩ico sobre la misi髇 del Registro Civil, concebido como instrumento para la constancia oficial de la existencia, estado civil y condici髇 de las personas. En relaci髇 a la Ley que se deroga, el nuevo sistema dar� al Registro un car醕ter m醩 amplio al recoger el contenido de los Registros de Tutelas y el de Ausentes, que carec韆n de raz髇 suficiente para su existencia dispersa, y al llevar a su seno determinadas representaciones legales, pues es de inter閟 general que de ellas haya una constancia p鷅lica. En orden a la eficacia de la inscripci髇, la presente Ley se basa en los principios hoy vigentes; por consiguiente, la inscripci髇 sigue constituyendo la prueba de los hechos inscritos, con todo su intr韓seco valor -no meramente procesal- que encierra la expresi髇; pero la eficacia del Registro queda fortalecida al establecer que aquella prueba s髄o puede discutirse en los procedimientos rectificatorios establecidos en la Ley. Las consecuencias de tan poderosa revalorizaci髇 se aten鷄n con la admisi髇 de cuestiones prejudiciales de tal modo reguladas que es de esperar no constituyan motivo de demora o de abusos procesales.

III

Se conservan los tres tipos de Registro: municipal, consular y central. Pero, en cambio, ha parecido oportuno suprimir los antiguos Registros ocasionales, que, de hecho, no siempre funcionaban con arreglo a las prescripciones legales y eran extra駉s a la t閏nica de los funcionarios encargados de ellos; basta con facilitar medios especiales, con garant韆s suficientes para que se inscriban en el Registro ordinario los hechos que constitu韆n el contenido de aquellos Registros excepcionales. Se ha estudiado con detenimiento el problema del personal encargado de los Registros municipales, tratando de remediar, en la medida de lo posible, uno de los defectos del sistema anterior, que entregaba, en los medios rurales, el Registro a manos legas, en contraste con la delicadeza y trascendencia de la funci髇. Se ofrece, al efecto, una f髍mula en la que, intensificando la intervenci髇 de funcionarios t閏nicos, sin embargo, se mantiene la conveniente inmediaci髇 del Registro con los particulares. Ha prevalecido tambi閚 la idea de no imponer un 鷑ico Registro a todos los t閞minos municipales, con lo cual se salva el posible obst醕ulo para la adecuada organizaci髇 reglamentaria del Registro Civil en las grandes poblaciones.

IV

En el modo de extender los asientos se ha seguido, en beneficio de la claridad, un criterio simplificador. En el nuevo texto se sigue y desarrolla una idea fundamental en el sistema en curso: hacer del folio de nacimiento un cierto Registro particular de la persona, que tanto ha de facilitar la publicidad registral, ya que bastar� saber el lugar de su nacimiento para poder conocer los asientos del Registro que a ella se refieren. Tal finalidad se conseguir� no s髄o por medio de las notas de referencia, sino tambi閚 por practicarse al margen de la inscripci髇 de nacimiento la propia inscripci髇 de los hechos relativos a la nacionalidad y vecindad, a la declaraci髇 de ausencia y fallecimiento, y otros. Sin embargo, razones evidentes de 韓dole pr醕tica o de claridad formal y competencia t閏nica han aconsejado que el folio de nacimiento no sea un perfecto Registro particular, admitiendo la existencia de folio separados, s髄o conexos con el de nacimiento por las oportunas referencias. La admisi髇 de un nuevo tipo de asiento, la anotaci髇, que tiene un cierto precedente en el sistema vigente y responde a un inter閟 general en el conocimiento de ciertos hechos, no se ha llevado a efecto sin vencer ciertos escr鷓ulos, por cuanto puede hacer confuso el contenido registral. Es de esperar, sin embargo, que la estricta regulaci髇 legal, las cautelas reglamentarias y, sobre todo, el valor simplemente informativo de tal asiento, evitar醤 que 閟te venga en detrimento de la seguridad del Registro.

V

La novedad quiz� m醩 importante de la Secci髇 primera la constituye la forma de inscribir la filiaci髇 natural. En este 鷏timo aspecto, con referencia a la maternidad, la legislaci髇 hasta ahora vigente encerraba cierta contradicci髇, pues permitiendo, por una parte, la investigaci髇 de la maternidad natural, sin embargo, se pon韆n a su constancia en la inscripci髇 de nacimiento obst醕ulos dif韈ilmente superables en la realidad, con lo cual el hijo frecuentemente era inscrito como de madre desconocida. De otra parte, ignoraban muchas madres que sus hijos -inscritos, en pr醕tica viciosa, por la simple declaraci髇 de terceros- no constaban legalmente como tales hijos suyos, con las graves e injustas consecuencias que ello tra韆, sobre todo cuando, por obst醕ulos sobrevenidos, el reconocimiento voluntario se hac韆 imposible. El nuevo texto, teniendo en cuenta que la mayor parte de las madres naturales desean que se inscriba en el Registro la filiaci髇 de la prole habida fuera del matrimonio, y considerando adem醩 que, estad韘ticamente, las declaraciones de terceros, en virtud de las cuales se extiende la inscripci髇 de nacimientos, son exactas en la generalidad de los casos, da plenos efectos a la fijaci髇 de la maternidad en el Registro sin necesidad de declaraci髇 de la madre, si bien reconociendo a la interesada una situaci髇 ventajosa contra las falsas atribuciones de filiaci髇. En la misma l韓ea de facilitar la constancia en el Registro de la filiaci髇 natural, la nueva Ley permite el reconocimiento por la simple declaraci髇, en cualquier tiempo, ante el encargado del Registro, siempre que concurra, seg鷑 el caso, el consentimiento del hijo o la aprobaci髇 judicial.

De otra parte, se ha tratado de obviar las dificultades que en supuestos frecuent韘imos suscitaba el llamado reconocimiento forzoso; bastar� expediente gubernativo -simple, pero con suficientes garant韆s- para la inscripci髇 de la filiaci髇 natural en los casos que taxativamente se establecen. La Ley tambi閚 ha afrontado el dif韈il problema de la publicidad de la filiaci髇 cuando 閟ta no es conocida o no es leg韙ima, y ha tratado de resolverlo restringiendo la manifestaci髇 del folio de nacimiento y haciendo posibles las certificaciones sin constancia de filiaci髇, a la vez que da desarrollo legal, en el punto concreto de la filiaci髇, al principio de igualdad ante la Ley del art韈ulo 3 del Fuero de los Espa駉les.

VI

En principio, tambi閚 se ha seguido, en orden a los nombres y apellidos, el sistema tradicional. Las novedades en cuanto al nombre propio est醤 encaminadas a lograr que realmente sea un signo distintivo, procurando a la vez la concordancia entre el nombre civil y el que se imponga en el bautismo. Otras novedades, como la de apellidos del hijo natural o del adoptivo, responden a intereses sentimentales muy atendibles. La competencia administrativa en los cambios tiene una regulaci髇 formalmente m醩 flexible a la vez que m醩 autom醫ica en su aspecto material.

VII

La regulaci髇 de la nacionalidad y vecindad en orden al Registro ha quedado notablemente aligerada. La trascendencia de la nacionalidad en la vida jur韉ica y la especializaci髇 de funciones ha determinado la centralizaci髇 en el Ministerio de Justicia de todo tipo de intervenci髇 administrativa en la nacionalidad, lo que no puede significar que se prescinda de los informes de las autoridades gubernativas dependientes de otros Ministerios sobre la existencia de razones para conceder o denegar una nacionalidad. Otras novedades responden a la necesidad de completar alg鷑 precepto sustantivo, terminando con algunas dudas incompatibles con la certeza que debe tener el estado civil, y facilitando la prueba de la nacionalidad.

VIII

En la regulaci髇 de la inscripci髇 del matrimonio can髇ico se ha procurado la adaptaci髇 al r間imen concordatario y al C骴igo Civil; se ha entendido adem醩 que, aunque se trata de dos clases distintas de matrimonio, no hab韆 razones suficientes para distinguir, en cuanto a la eficacia de la inscripci髇, entre matrimonio can髇ico y civil, criterio de asimilaci髇 que tambi閚 se sigue en orden al matrimonio secreto. Conforme al nuevo texto, los hechos que modifican el r間imen de la sociedad conyugal no perjudican a terceros de buena fe, sino desde la indicaci髇 de su existencia al margen de la inscripci髇 del matrimonio. Se introduce as� un sistema de publicidad de los reg韒enes de bienes, con el que se alcanzar醤 los altos fines pretendidos. La regulaci髇 de la eficacia de la publicidad de este dato, aunque con alg鷑 precedente en el Derecho comparado, est� inspirada claramente en el art韈ulo 1.322 del C骴igo Civil.

IX

La novedad m醩 importante en la Secci髇 tercera, 獶efunciones�, viene constituida por la posibilidad de la inscripci髇 aunque el cad醰er hubiere desaparecido o se hubiere inhumado. No se pretende desvirtuar los preceptos del C骴igo sobre la declaraci髇 de fallecimiento, puesto que en los supuestos contemplados en la nueva Ley se sabe, sin duda alguna, que la persona ha fallecido.

X

La Secci髇 cuarta, 玊utelas y representaciones legales�, absorbe el contenido del Registro de Tutelas y la parte del Registro Central de Ausentes, que no comprende la Secci髇 primera. No todos los hechos que constitu韆n el contenido de aquellos Registros producen inscripci髇; hay hechos que, por su naturaleza, no se compadecen con los efectos de estos asientos y que, por tanto, son simplemente objeto de anotaci髇. La determinaci髇 de los supuestos concretos de representaciones legales se conf韆 al Reglamento.

XI

En orden a los expedientes gubernativos, se ha acogido y, conforme a la experiencia, mejorado el sistema introducido por numerosas y dispersas disposiciones que desarrollaron, completaron y suavizaron la Ley provisional. Pudiera, a primera vista, parecer extra駉 que en cierto tipo de rectificaciones se requiera no s髄o audiencia, sino dictamen favorable del Ministerio Fiscal. Se trata de casos en que una aplicaci髇 rigurosa de los principios m醩 puros exigir韆 para la rectificaci髇 el juicio ordinario. Necesidades pr醕ticas obligan a admitir un procedimiento m醩 f醕il, pero en el que, en compensaci髇, se han reforzado las garant韆s con esta especial intervenci髇 del representante y defensor del inter閟 p鷅lico. El Registro Civil no goza de la presunci髇 de integridad, y, por tanto, no constituye prueba de los hechos negativos. Sin embargo, en la vida jur韉ica se necesita una prueba de estos hechos. A proporcionarla, con el alcance reducido que es posible, y tambi閚 a constituir la prueba misma de los hechos inscribibles, cuando el Registro no puede proporcionarla, est� encaminado un especial expediente que termina con una declaraci髇 de valor simplemente presuntivo. En este expediente tambi閚 puede declararse el domicilio de los ap醫ridas, dando as� alguna seguridad a su estatuto personal.

XII

De acuerdo con los principios del C骴igo Civil, la Ley no tiene efecto retroactivo respecto de los hechos inscritos, aunque regula la inscripci髇 de los no inscritos antes de su vigencia. Una Ley que aspira a regular todos los aspectos del Registro, agotando con el Reglamento la totalidad de la materia registral, hab韆 de derogar en conjunto, y as� lo hace 閟ta, todas las dem醩 disposiciones relativas al mismo. De esta regla se except鷄n las disposiciones del C骴igo Civil, que contin鷄n en vigor en cuanto no est閚 modificadas por lo establecido en esta Ley.

En su virtud, y de conformidad con la propuesta elaborada por las Cortes Espa駉las, dispongo: