Sumario

Ley [ARAG覰] 8/2010, 2 diciembre, derogada por letra g) de la disposici髇 derogatoria 鷑ica del C骴igo del Derecho Foral de Arag髇,l Texto Refundido de las Leyes civiles aragonesas (獴.O.A.� 29 marzo) el 23 de abril de 2011.

En nombre del Rey y como Presidente de la Comunidad Aut髇oma de Arag髇, promulgo la presente Ley, aprobada por las Cortes de Arag髇 y ordeno se publique en el 獴olet韓 Oficial de Arag髇� y en el 獴olet韓 Oficial del Estado�, todo ello de conformidad con lo dispuesto en el art韈ulo 45 del Estatuto de Autonom韆 de Arag髇.

PRE罬BULO

I

Con esta Ley se cierra el ciclo de algo m醩 de diez a駉s que abri� la Ley de sucesiones por causa de muerte en 1999 y se culmina la entonces anunciada reformulaci髇 legislativa del Derecho civil de Arag髇 contenido en la Compilaci髇. El Derecho civil aragon閟, en este trayecto, ha revitalizado sus viejas ra韈es, se ha adaptado a las nuevas necesidades y deseos de los aragoneses y las aragonesas del siglo XXI y ha adquirido mayor presencia en nuestra sociedad.

Su crecimiento ha sido m醩 en intensidad que en extensi髇: en esta fase ha parecido oportuno mantener la regulaci髇 legal, b醩icamente, en el 醡bito de las instituciones que ya ten韆n asiento en la Compilaci髇, sin pretender agotar la competencia legislativa asumida por el art韈ulo 71 del Estatuto de Autonom韆 de Arag髇 conforme al art韈ulo 149.1.8.� de la Constituci髇.

Ahora bien, el n鷐ero de preceptos se ha multiplicado con la finalidad de aclarar y completar las normas anteriores, proporcionar pautas de interpretaci髇, aumentar de este modo la seguridad jur韉ica y robustecer la eficacia social de las normas en cuanto conformadoras de las relaciones privadas.

La presente Ley, 鷏tima aprobada en este proceso de reformulaci髇 y actualizaci髇 del Derecho civil aragon閟, delega en el Gobierno la aprobaci髇 del C骴igo del Derecho Foral de Arag髇, refundiendo mediante decreto legislativo todas las leyes civiles aragonesas vigentes, incluida esta.

De este modo, tendr醤 acogida en el nuevo C骴igo la Ley de sucesiones por causa de muerte de 1999, la relativa a parejas estables no casadas del mismo a駉, la de r間imen econ髆ico matrimonial y viudedad de 2003, la de Derecho de la persona de 2006, la de igualdad en las relaciones familiares ante la ruptura de convivencia de los padres de 2010 y la presente Ley de Derecho civil patrimonial, m醩 el T韙ulo preliminar de la Compilaci髇, revisado en 1999, clave de b髒eda del sistema, puesto que fija las fuentes del Derecho civil de Arag髇.

II

El articulado de la Ley desarrolla el contenido del Libro tercero, 獶erecho de bienes�, y del Libro cuarto, 獶erecho de obligaciones�, de la Compilaci髇 del Derecho civil de Arag髇.

Como es sabido, estos libros, muy lejos de regular toda la materia de los derechos reales o de las obligaciones y contratos, se circunscriben a muy concretas instituciones: relaciones de vecindad, servidumbres, derecho de abolorio y contratos sobre ganader韆. Estas instituciones son el objeto de la presente Ley. No ha parecido oportuno en este momento regular otras materias en el 醡bito permitido por el art韈ulo 149.1.8.� de la Constituci髇.

La Ley mantiene los enunciados de los t韙ulos de la Compilaci髇 y su mismo orden, pero evita la divisi髇 en libros (獶erecho de bienes�, 獶erecho de obligaciones�) que, adem醩 de evocar enga駉samente contenidos mucho m醩 amplios, parecer韆 prejuzgar la naturaleza jur韉ica del derecho de abolorio.

En realidad, la Ley se ocupa de tres materias con entidad propia: la primera, m醩 amplia y de muy superior incidencia en la vida jur韉ica, se centra en las relaciones de vecindad y las servidumbres, con particular atenci髇 a la de luces y vistas e inclusi髇 de las servidumbres y comunidades de pastos y ademprios (art韈ulos del 1 al 51); once art韈ulos se ocupan luego del derecho de abolorio o de la saca, y uno solo, de los contratos de ganader韆, el 63, que reproduce con las debidas adaptaciones el art韈ulo 153 de la Compilaci髇, con la finalidad principal de seguir se馻lando, con vistas al futuro, el fundamento de la competencia legislativa aragonesa en materia de contratos agrarios.

III

La Observancia 6.�, De aqua pluviali arcenda, y la costumbre sirvieron de fundamento a la Compilaci髇 para construir un sistema de relaciones de vecindad de notable altura t閏nica, que ha mostrado durante decenios su idoneidad para regir en la pr醕tica las situaciones y conductas tan frecuentes en este 醡bito y tan proclives a pleitos. Reducir en lo posible estos fijando algunos puntos controvertidos de acuerdo con la experiencia es objetivo primordial del T韙ulo primero de esta Ley, presidido por el principio de buena fe, que exige conductas rec韕rocamente leales entre vecinos.

Las conductas permitidas y las situaciones toleradas de acuerdo con las reglas de vecindad no son expresi髇 o consecuencia de un particular derecho subjetivo ni propician su adquisici髇.

Son meras facultades o mero ejercicio de la libertad, que, por eso, ni consolidan derechos ni el paso del tiempo impide el ejercicio de las acciones dirigidas a exigir la correcta observancia de las normas.

Se mantiene el tratamiento singular que, desde antiguos fueros, recibi� el 醨bol frutal que extiende sus ramas sobre el fundo vecino, en el marco de una regulaci髇 de las inmisiones de ra韈es y ramas que evita remisiones al C骴igo civil. Asimismo, se establecen distancias entre plantaciones de manera menos exigente que en el C骴igo civil, puesto que se refieren solo a arbustos o 醨boles en predios destinados a plantaci髇 o cultivo.

La regulaci髇 se completa con algunos preceptos sobre 醨boles que amenazan caerse, construcciones -en particular, en uso de pared medianera- y aguas pluviales, pero dedica la mayor atenci髇 a las normas genuinamente aragonesas de luces y vistas. En esta materia de tan frecuente aplicaci髇, se recogen literalmente las normas vigentes, que se aclaran y se completan. Se subraya el derecho del propietario sobre cuyo fundo recaen las luces o las vistas a edificar o construir sin sujeci髇 a distancia alguna y como estime conveniente. Estas luces y vistas no son un derecho de quien las disfruta ni una limitaci髇 para la propiedad vecina, cuyo titular podr� ejercitar todas las facultades dominicales como estime conveniente, con los l韒ites gen閞icos del abuso del derecho y el ejercicio antisocial del mismo. Siguiendo sugerencias tanto de los anteproyectos de Ap閚dice como de reciente jurisprudencia sobre protecci髇 de la intimidad personal y familiar, se reconoce tambi閚 la posibilidad de obstaculizar o limitar las vistas a espacios utilizados para la vida familiar o personal, aun sin necesidad de realizar obras que puedan considerarse edificaci髇 o construcci髇.

Adem醩, se precisan las distancias y la forma de medirlas, se atiende al supuesto de los huecos abiertos en pared medianera, se definen los voladizos, se indica el modo de colocar las protecciones de reja y red o sus equivalentes y se aclara, en concordancia con el apartado 3 del art韈ulo primero y el apartado 2 del art韈ulo decimotercero, que la acci髇 para exigir la supresi髇 de voladizos y la colocaci髇 de tales protecciones no prescribe.

IV

Las normas sobre luces y vistas tienen su complemento y contrapartida en las que regulan las servidumbres de luces y vistas, se馻ladamente en cuanto a la usucapi髇 de estas. Solo los voladizos que caigan sobre fundo ajeno y re鷑an las caracter韘ticas determinadas en el art韈ulo 12 son signo aparente de servidumbre de luces y vistas; en ning鷑 caso, la falta de reja y red ni los voladizos sobre fundo propio. Por tanto, nunca la existencia de huecos de cualesquiera dimensiones sin voladizos, tengan o no las protecciones exigibles, dar� lugar a la adquisici髇 por usucapi髇 de una servidumbre de luces y vistas, pues, no habiendo signo aparente ni siendo susceptible de posesi髇, no cabe usucapi髇 (art韈ulos 31 y 39).

La usucapi髇 de las servidumbres constitu韆 la parte m醩 importante que la Compilaci髇 dedicaba a estas. El sistema no se corresponde con el del C骴igo civil ni con las consecuencias que en 閘 tienen las clasificaciones de servidumbres positivas o negativas, continuas o discontinuas, aparentes o no aparentes. La regulaci髇 aragonesa estribaba en esta 鷏tima distinci髇 (aparentes y no aparentes), como explicaba la Exposici髇 de Motivos de la Compilaci髇 de 1967, aunque la extraordinaria concisi髇 de las normas compiladas ocasionaba que se aplicaran indebidamente normas del C骴igo civil que responden a criterios muy distintos, con las consecuencias de la diversidad de opiniones doctrinales y la consiguiente inseguridad jur韉ica y el aumento de la litigiosidad.

En la presente Ley, para evitar los anteriores inconvenientes, se introducen unas disposiciones generales sobre servidumbres con el suficiente detalle que evite la indebida injerencia de las normas del Derecho supletorio estatal.

Los preceptos sobre concepto y clases (art韈ulos 15 y 16) tienen una finalidad estructural y no hay en ellos novedades apreciables. Tiene inter閟 rese馻r, en los siguientes art韈ulos, la admisi髇 expl韈ita de servidumbres rec韕rocas, de servidumbres personales y de la posibilidad de sujetar todas las servidumbres a t閞mino o condici髇 tanto suspensivos o iniciales como resolutorios o finales (art韈ulos 17 y 19). La nota de indivisibilidad (art韈ulo 18) queda matizada en el art韈ulo 36, que prev� eventuales extinciones parciales en ciertos casos.

El criterio de ejercicio civiliter de las servidumbres, seg鷑 el cual estas se ejercen de la forma m醩 adecuada para obtener la utilidad de la finca dominante y, a la vez, del modo menos inc髆odo y lesivo para la finca sirviente, se enuncia de manera general en el art韈ulo 21, y luego se especifican consecuencias particulares en el 29, para la constituci髇 forzosa de servidumbres, y, m醩 concretamente, para las de paso y las de acceso a red general en los art韈ulos 41.2 y 45.3. Tambi閚 el art韈ulo 24 (modificaci髇 de la servidumbre) puede considerarse expresi髇 del mismo principio, que trata de optimizar el balance de beneficios y perjuicios conjuntos de ambas propiedades.

En la Secci髇 dedicada a la constituci髇 de servidumbres destaca el precepto que establece que 玪as servidumbres negativas no pueden constituirse por usucapi髇�. Se zanjan as� posibles dudas sobre la aplicaci髇 de criterios del C骴igo civil contrarios a la tradici髇 doctrinal aragonesa. 獿a falta de t韙ulo constitutivo de las servidumbres negativas, contin鷄 diciendo el art韈ulo 31, 鷑icamente se puede suplir por la escritura de reconocimiento del due駉 de la finca sirviente�.

Criterio innovador establece el art韈ulo 28 al admitir la constituci髇 de servidumbre sobre finca propia, atendiendo a requerimientos de la pr醕tica. Naturalmente, mientras ambas fincas pertenezcan a un 鷑ico propietario, este ejercer� todas sus facultades iure proprietatis, pero el Registro de la Propiedad podr� publicar la constituci髇 de la servidumbre, que tendr� toda su eficacia cuando alguna de las fincas cambie de titular. Correlativamente, tampoco ser� por s� solo causa de extinci髇 de una servidumbre el hecho de que se re鷑a en una misma persona la propiedad de las fincas dominante y sirviente (art韈ulo 35.2). Por otra parte, se aclara que, si la coincidencia de titulares de una y otra finca es solo parcial, la servidumbre puede existir normalmente.

La remisi髇 que el art韈ulo 145 de la Compilaci髇 hizo al art韈ulo 541 del C骴igo civil dio lugar a muy diversas interpretaciones sobre las que la jurisprudencia tuvo que sentar finalmente un criterio estable y acertado. Ahora, el art韈ulo 30 atiende de manera general a la constituci髇 de servidumbres por signo aparente (玴or destino del padre de familia� llamaba a esta figura la doctrina m醩 tradicional), de modo que excluye la aplicaci髇 de aquel art韈ulo del C骴igo, y el 38, al aclarar que los voladizos sobre fundo ajeno son los 鷑icos signos aparentes de servidumbre de luces y vistas, hace segura legalmente la soluci髇 jurisprudencial.

A la usucapi髇 de servidumbres se dedica una secci髇 independiente, en atenci髇 a su importancia, que acoge el texto literal de los art韈ulos 147 y 148 de la Compilaci髇. Los art韈ulos 31.1 y 39 complementan y aclaran estos preceptos, excluyendo de la usucapi髇 las servidumbres negativas y las servidumbres no aparentes de luces y vistas, respectivamente.

Los preceptos sobre servidumbres de luces y vistas, que se recogen en un cap韙ulo espec韋lco, se sit鷄n en una posici髇 central en el texto. Se reproduce el art韈ulo 145 de la Compilaci髇, subrayando que los voladizos son los 鷑icos signos aparentes de servidumbre de luces y vistas, al tiempo que se excluyen de la usucapi髇 las servidumbres no aparentes de luces y vistas. De este modo, se delimitan con precisi髇 las situaciones de huecos para luces y vistas fundados en relaciones de vecindad frente a los correspondientes derechos reales de servidumbre, singularizando los casos en que la presencia de voladizos sobre fundo ajeno mantenida durante tiempo puede dar lugar a la adquisici髇 de una servidumbre por usucapi髇.

Las llamadas servidumbres forzosas se originan por voluntad del titular de la finca dominante en los casos en que la ley prevea la forzosa imposici髇 del gravamen sobre la finca sirviente. Los supuestos vienen determinados no solo por esta Ley (que se ocupa 鷑icamente de la servidumbre forzosa de paso y de la servidumbre forzosa de acceso a red general), sino en cualquier otra aplicable, auton髆ica o estatal. En todos ellos, si no hay acuerdo, ser� una resoluci髇 judicial la que constituya la servidumbre y fije la correspondiente indemnizaci髇.

V

獳lera� y 玜demprio� son t閞minos aragoneses que denotan una notable variedad de servidumbres y comunidades tradicionales sobre pastos, aguas, le馻s y otros aprovechamientos de los fundos. Su heterog閚ea configuraci髇 responde a tradiciones sociales y jur韉icas propias, que el proceso desamortizador y el C骴igo civil pusieron en peligro y las transformaciones econ髆icas de los 鷏timos siglos han ido reduciendo en n鷐ero y en trascendencia social.

La Compilaci髇, sobre la base de una regulaci髇 mucho m醩 amplia prevista en los anteproyectos de Ap閚dice de 1899 y 1904, le dedic� un art韈ulo, el 146, que ha sido clave en el enjuiciamiento de los conflictos que han llegado a los Tribunales y que, por su contenido, excluye la aplicaci髇 de los art韈ulos 600 a 604 del C骴igo civil (en particular, la redenci髇 forzosa) y presupone la posibilidad de servidumbres personales y de servidumbres rec韕rocas.

Todo ello es a鷑 m醩 claro en la presente regulaci髇, que distingue entre servidumbres y comunidades para adaptarse mejor a la rica variedad y complejidad que muestra la experiencia.

No se ha pretendido, sin embargo, construir una regulaci髇 general de la comunidad de bienes en el Derecho aragon閟, por lo que puede ser inevitable el recurso al Derecho supletorio, siempre interpretado de acuerdo a los principios del Derecho aragon閟 y en lo que sea compatible con los mismos.

El r間imen de la alera foral se entiende supletorio de las dem醩 servidumbres de pastos que guarden semejanza con la misma, mientras que los ademprios se configuran como derechos reales de aprovechamiento parcial y se presumen vitalicios, salvo que su titularidad corresponda a una comunidad. Las comunidades de este tipo (mancomunidades de pastos, le馻s y dem醩 ademprios) que existan por t韙ulo o posesi髇 inmemorial se consideran indivisibles, salvo pacto un醤ime. Se regula tambi閚 un tipo de comunidad pro diviso, en la que concurren diversos titulares dominicales sobre aprovechamientos diferenciados, uno de los cuales es el de pastos, le馻s u otros ademprios. Con estas previsiones, se pretende atender con mayor adecuaci髇 a la diversidad de situaciones que la realidad muestra, a la vez que dar cauces m醩 seguros a la posible constituci髇 de estos derechos que tenga lugar de ahora en adelante.

VI

El derecho de abolorio o de la saca es un instrumento que permite evitar, en ciertos casos, que un inmueble salga de la familia por disposici髇 de su actual titular. Conocido desde los fueros m醩 antiguos, super� el trance de la codificaci髇 y qued� plasmado tanto en el Ap閚dice de 1925 como en la Compilaci髇 de 1967. Los inconvenientes que presenta en el tr醘ico inmobiliario no son suficientes para suprimirlo, pues responde a intereses y concepciones familiares dignos de protecci髇. En cualquier caso, el derecho de abolorio no debe tener otros presupuestos, requisitos ni restricciones que los que la Ley establece, por lo que se prescinde de la referencia a la 玬oderaci髇 equitativa� por los tribunales que la Compilaci髇 introdujo.

El criterio que preside esta parte de la Ley es mantener el derecho de abolorio con sus rasgos esenciales tal como fueron fijados por la Compilaci髇 y aclarar y completar aspectos debatidos o controvertibles con el fin de contribuir a una mayor seguridad jur韉ica. Es de esperar que coopere a este objetivo la configuraci髇 del derecho de abolorio como tanteo y no solo como retracto, de modo que los profesionales del Derecho puedan asesorar sobre la conveniencia de notificar fehacientemente a los parientes el prop髎ito de enajenar, con la consecuencia de que, pasados treinta d韆s naturales, la venta a extra駉s resulte inatacable por este motivo.

Bienes de abolorio son, tradicionalmente, solo los inmuebles, de los que se excluyen ahora los que no tengan naturaleza r鷖tica, salvo los edificios o parte de ellos, pues, fuera del suelo r鷖tico, parece que solo los edificios conservan su impronta familiar con fuerza suficiente para justificar la preferencia de los parientes.

La permanencia en la familia durante dos generaciones se entiende del mismo modo que en la Compilaci髇, pero, en cuanto a los parientes titulares del derecho, la presente Ley introduce en su art韈ulo 54 una ampliaci髇 sustancial. As�, adem醩 de disponer de este derecho, de acuerdo con la formulaci髇 de la Compilaci髇, los colaterales hasta el cuarto grado, se incluye a los ascendientes en el caso de que hubieran donado el inmueble, as� como a los descendientes mayores de catorce a駉s. En este 鷏timo caso se requiere, adem醩, que tales descendientes sean titulares de bienes de abolorio de id閚tica procedencia. En todos los casos es indiferente la vecindad civil del titular del derecho, pues es requisito suficiente que los bienes est閚 situados en Arag髇.

玍enta� incluye las efectuadas con car醕ter forzoso mediante subasta u otras formas de realizaci髇 de bienes en procedimientos de apremio, y se prev閚 asimismo, los casos de enajenaci髇 de cuota indivisa de bienes de abolorio y los de enajenaci髇 de pluralidad de inmuebles.

Los art韈ulos 58 y 59, sobre plazos y requisitos del ejercicio del derecho de abolorio, desarrollan el contenido del art韈ulo 150 de la Compilaci髇, que ya se alejaba de las previsiones del C骴igo civil para los retractos en 閘 regulados. Destaca el tratamiento separado del ejercicio del derecho de abolorio como tanteo y la notificaci髇 necesaria al efecto. Por otra parte, a falta de notificaci髇 de la transmisi髇, el plazo de ejercicio del derecho de retracto ser� de noventa d韆s naturales a partir de aquel en que el retrayente conoci� la enajenaci髇 y sus condiciones esenciales. Este conocimiento puede obtenerlo el retrayente bien a trav閟 de los medios de informaci髇 previstos en la legislaci髇 hipotecaria en los casos en los que se haya inscrito el t韙ulo en el Registro de la Propiedad, o bien por cualquier otro medio. Esta previsi髇, en cualquier caso, alentar� la realizaci髇 de notificaciones expresas, siempre deseables para aclarar las situaciones y evitar el planteamiento de litigios. En cualquier caso, en aras de la seguridad del tr醘ico, el derecho de abolorio caduca a los dos a駉s de la enajenaci髇.

El art韈ulo 59 pretende poner fin a las dudas y vacilaciones de la pr醕tica sobre la forma de ejercicio judicial del derecho de abolorio, que ha de tener requisitos rigurosos pero no dejados al azar de interpretaciones de preceptos del C骴igo civil o de las leyes de enjuiciamiento, que no fueron pensados para este caso ni se adaptan bien al mismo.

Son nuevos los preceptos sobre renuncia -posiblemente admitida del mismo modo en el Derecho anterior- y, en el art韈ulo 62, una limitaci髇 de la prioridad del derecho de abolorio sobre cualesquiera otros de adquisici髇 preferente, pues ahora prevalecer醤 el de comuneros y los establecidos a favor de entes p鷅licos.

VII

La mayor parte de las disposiciones de la Ley son de aplicaci髇 inmediata a todas las situaciones, aun anteriores a su entrada en vigor, como corresponde de ordinario al estatuto de la propiedad, y es m醩 oportuno en este caso habida cuenta de los pocos cambios sustantivos introducidos en su regulaci髇. La excepci髇 es la regulaci髇 del derecho de abolorio, que, en atenci髇 a algunas modificaciones, solo ser� aplicable cuando la enajenaci髇 sea posterior a la entrada en vigor de la Ley.

Con la disposici髇 derogatoria referida a los preceptos de la Compilaci髇 sobre las materias de esta Ley, ya solo los tres art韈ulos del T韙ulo preliminar de la misma (las normas en el Derecho civil de Arag髇) quedar醤 en vigor, formalmente por poco tiempo si, como ordena la disposici髇 final primera, el Gobierno aprueba en el plazo de un a駉 el C骴igo del Derecho Foral de Arag髇, por medio un decreto legislativo que refunda la totalidad de las leyes civiles auton髆icas.